Este fin de semana ha sido uno de esos en los que pierdes la noción del tiempo, en los que logras desconectar de todo y los problemas del día a día empequeñecen hasta casi casi desaparecer. Esos en que te sientes especial y afortunado, en los que no importa si llueve o hace frío y que sabes que recordarás con los años.
Y es que este fin de semana lo he pasado en el que, para mí, es el mejor sitio del mundo:
Mis amigos tienen una casa frente al mar en Cadaqués, ¡y nosotros la suerte de que les apetece compartirla!. ¿Que más se le puede pedir a un fin de semana, si además coincide con la noche de San Juan?
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